Tenía que escribir de otra cosa. La tenía medio pensada pero ya no puedo. No puedo hacerlo. Hoy, en algún momento del día se ha truncado una joven vida. Diecisiete años de existencia y en un momento, en un segundo desgraciado, desafortunado, horrible, de repente, todo ha terminado. Injustamente. Inesperadamente. Irremediablemente.
No consigo recordar esa cara. Una cara que en varias ocasiones pude ver y que por más que lo intento, no puedo. Y quizás sea mejor. No sé porqué aunque bien pensado puede parecer claro, pero me ha afectado muchísimo. Y a quién no.
No quiero hablar de religiones, de creaciones, de ángeles de la guarda. Ni siquiera de suerte o en realidad mala, muy mala suerte. No quiero saber nada de ninguna de estas cosas. Nada. Nada de nada. Únicamente desgracia. Únicamente injusticia. Únicamente horror. Y nada, nada, mil veces nada, ni nadie puede permitir que pasen cosas así.
Me siento mal, impresionadísimo, disgustado, muy, muy triste. Ser padre como lo soy, hace que ese dolor que me invade aunque sea desde la lejanía, aumente cada vez que vuelvo a recordar este horror. Y pienso en esos que como yo lo son y que hoy han perdido tanto. Que no lo han perdido todo pero casi. Y querría darles tanto ánimo.
Mi querido Pablo. Mi sobrino del alma. Quiérele cada día. Acuérdate a diario de aquel con el que hace poco reías. Imagina cada noche, que volvéis a hacerlo, que seguís bromeando. Siente que siempre estará a tu lado. Y por lo que mas quieras, cuídate. Cuídate mucho. No podría soportar que te pasara algo así. Te quiero demasiado.
Hoy no hay fotos, hoy no escribo más. Hoy únicamente hay pena, dolor y llanto. Hoy ha pasado algo que no tendría que haber ocurrido.
Y lo siento tanto......
20 de octubre de 2009
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