27 de abril de 2010

El sol

El sol ya está aquí. En Madrid. ¿Qué está siempre, a lo largo de casi todo el año?. Si. Pero ha venido para quedarse. Para martirizarnos a los calurosos durante 3 largos meses. Este tiempo no estará de paso y su fuerza se notará hasta altas horas de la madrugada de cada día.

Después de un duro invierno, de un invierno de los de antes, lluvioso, ventoso, frío...le aseguro a todo el mundo que tendremos un verano, también de los de verdad. Y eso, al menos para alguien como yo, al que le afecta bastante el calor, es terrorífico.

Quiero al sol. No soy ningún bicho raro. Ese calorcito y la luz, levantan el ánimo. Pero para mí, tiene que tener medida. Mezcla de sentimientos. Nada como una tarde de finales de agosto (e incluso de septiembre, octubre...) en Estaca bajo el solecito, viendo pasar cientos y cientos, miles y miles de aves marinas, con viento del noroeste. Con mucha luz y en manga corta (aunque si hay que abrigarse y que esté lloviendo, con tal de ver a esas aves...) pero así mola más. Y seguro que ese sol veraniego (u otoñal) de Estaca también les gusta a las aves marinas. No a ese sol de justicia arrasándolo todo. En medio de una gran avenida madrileña sin un rincón donde cobijarte. Recordando que ahí está cuando ya se ha hecho de noche y dando signos de que, de nuevo con la luz, volverá y quizás con mucha más fuerza.
Esas noches dando vueltas y soñando con la costa de Lugo, con el Atlántico, con el fresquito veraniego del Vicedo. Yo ahora mismo (27 de abril) ya estoy sin camiseta en casa, escribiendo. Y hace calor.

No se qué pensarán a ciencia cierta los págalos (aunque pueda imaginármelo) pero yo creo que aunque les guste el sol, como seguro es así, como yo, no soportarían bien el calor. Son muy listas las aves marinas y como ellas otros muchos bichos. Viajan con el tiempo. Viajan hacia el tiempo. Viajan junto y con el sol. Pero si hace mucho calor, se van un poquito más al norte, sin tener que esperar a nada, sin el permiso del jefe, sin preguntar a la familia, sin......

23 de abril de 2010

De delfines y alcatraces

Tenía mucha hambre aquel alcatraz. Hacía tiempo que no veía a ninguno de los de su especie. De aquellos con los que había empezado un largo viaje. Desde el norte de Escocia hasta el norte de Lugo. Estaba posado sobre el agua y no sabía que hacer.

Era su primer viaje y cuanto le estaba costando. Cuanto sufrimiento. Cuanta hambre.


Entonces los vio. Eran muchos y surcaban el mar con una velocidad endiablada. Saltaban por aquí y por allí. Miraba intentando verlos en la zona donde se habían introducido en el agua después de su último salto y aparecían muchos metros más allá. Y cuando los buscaba allí, otros saltaban en el lugar anterior. Eran preciosos y poderosos. De repente se dio cuenta de que habían dado la vuelta y que de nuevo se dirigían hacia la zona en la que estaba él.

Al fijarse en el agua, comenzó a ver pasar peces a toda velocidad. Intento sumergirse y capturar uno pero fracasó. Estaba demasiado débil y eso hacía que fuera demasiado lento. Los pececillos corrían como perseguidos por el demonio y para ellos ese era quien debía estar tras ellos. Un demonio con forma de delfín. De muchos delfines. El alcatraz siguió observándolos sin hacer nada.

Notó un pequeño chapoteo a sus espaldas y al girarse se encontró con un delfín enorme que le miraba.

- ¿Qué te pasa?, le preguntó el delfín.
- Qué tengo hambre, contesto el ave y prosiguió, - pero estoy tan cansado que no consigo nada.
- Inténtalo de nuevo, le animo el mamífero... Sígueme.


Consiguió a duras penas levantar el vuelo y se situó a la estela del delfín. Unos instantes más tarde y provocados por el miedo que les producía el mamífero marino, montones de peces volaban más que corrían y muchas veces en el sentido más estricto de la palabra, saliendo incluso de cuerpo entero del agua. Y uno de ellos fue capturado por el alcatraz. Después de atraparlo, se tiró al agua y lo devoró en un instante. Y después otro, y otro y otro más.


Quería darle las gracias a aquel que le había ayudado. Pero ya no veía ningún delfín.

Aprendió aquel día que siempre que viera grupos de delfines avanzando, saltando, girando y volviendo por donde se habían ido, quería decir que andaban de pesca y que con ellos había comida. Lo mismo que ya sabían los delfines. Si. Que donde había alcatraces zambulléndose constantemente. Lanzándose como cohetes, allí había alimento.


En Estaca, en el norte de Coruña y en la costa de enfrente, la queridísima costa de Lugo, hay muchas veces grupos de delfines y de alcatraces alimentándose juntos. Unas veces son los alcatraces los que ven a los delfines y otras al revés, los delfines a los alcatraces, pero da igual, esa asociación les viene muy bien a todos.

Y a los págalos. Si. A los págalos también. Que son muy observadores y cuando ven que los demás comen, quiere decir que seguramente también hay algo para ellos. Sea en la costa de Lugo o en la costa de Coruña.

(*) Los delfines son de img.thesun.co.uk y el alcatraz de Jesús Menéndez.

19 de abril de 2010

A otros les gustan más otras épocas

Si. Estaca es un sitio tan estupendo y tan querido por aves y personas que casi siempre tiene visitas. Es prácticamente imposible que no haya alguien. Sea ave o sea humano.

Y a los fulmares les gusta acercarse por allí durante el mes de abril. Como cualquier otra especie, no quiere decir ni que no les verás en otro mes del año o qué seguro que los ves en abril. Nada más lejos de la realidad. Ya sabemos como es este mundo...tanto quieres ver, tanto quieres ver...que no lo ves. Y cuando ni lo imaginas. ¡¡¡Zas!!! ¡¡¡Ahí está!!!.

A principios de este mes no ha sido una excepción. Para variar, allí estábamos Ricardo y yo, al pié del cañón. Atentos a todo lo que pasaba. Y también en animada charla. También para variar. Hevia me alertó, ¡fulmar! ¡fulmar!. ¡Como a medio mar!. ¿Le ves? ¿Le ves?.

De nuevo para variar, durante unos segundos largos, casi eternos, yo no veía un "pijo". Barridas hacia un lado, barridas hacia el otro. Levantando la cabeza para ver donde apuntaba el telescopio del "Cariñés". Nada. De nuevo se alzó la voz de Ricardo. ¡Está con una gaviota que le incordia constantemente!. Y en ese momento les ví. Cuando no hay referencias, algo que casi nunca pasa en verano, porque siempre hay pesqueros faenando, simplemente pasando, etc..pero que si ocurre en invierno, puede resultar dificultosísimo encontrar un bicho. El acoso de la gaviota me ayudó mucho. Y allí seguía el lárido dando caña al sorprendido y harto fulmar. Bien. Buena observación y además un rato. Pelín lejos para mi gusto, pero...no nos vamos a volver remilgados.
En esas, apareció Óscar Llama. Omnipresente Llama. El tío con más movilidad que he conocido. Donde haya algo, allí verás a Óscar. Y si no lo hay, si no hay nada. También.... Y así era cuando no conducía. No quiero ni pensar como será ahora.....

La cosa es que le estábamos comentando el asunto, cuando en su primera ojeada con los prismáticos, es él el que canta un fulmar al lado. Enchufo el telescopio, y ¡zas! a la primera. Al ladito. A huevo. ¡¡Una gozada!!. Maravilloso ver a ese bicho en cualquier circunstancia pero realmente impresionante, lograr hacerlo teniéndole muy cerquita y con el telescopio. ¡¡Precioso!!. Ese batir de alas, rígido como él solo. Ese pechazo. Poderoso. Nunca olvidaré la primera vez que vi uno, en mi primera salida con el "Garoa". También cerca, pero sin telescopio. Verle llegar hacia el barco, con poderío, con seriedad.

Fue una maravilla poder disfrutar de su vuelo durante un buen rato. Momentos de los que nunca te olvidarás. Todavía, durante esa tarde tuvimos dos observaciones más de fulmares y está claro que a ellos les gusta mucho abril para acercarse por Estaca. Hay muchas razones para ir siempre por allí, en cualquier momento, en cualquier mes, pero ya tenemos una más para abril.

Ya lo sabéis pero en mi calendario, además de abril por los fulmares y algunas fechas más, tengo muy presentes las de los pomarinos. Si. Muy presentes. Pero bueno, como les veo cada noche en mis sueños....
(*) Las fotos de los fulmares son de www.arthurgrosset.com y i.pbase.com.

15 de abril de 2010

Llegaron

Ya hace unos días os contaba que había visto por Toledo algunas golondrinas. Anteayer, por primera vez este año 2010, observé sobre el cielo de Madrid los primeros vencejos comunes. La verdad no se cuanto durarán o si de nuevo habrán descendido algo hacia el sur, ya que el mal tiempo que tenemos por la zona, ha vuelto algo de frío y llueve bastante, les hará dudar.

Pero fue bonito. Anunciando la llegada del verano. Aunque aún esté lejos. Aunque todavía falten más de 2 meses. Verles surcando los cielos por encima de los edificios. Alimentándose sin parar. Con su peculiar gritillo. Un gritillo veraniego. De los amaneceres y los atardeceres.
Hoy ya no estaban. Mañana les buscaré con ahinco. Pero ya os digo. Me temo que han vuelto a descender. Buscando más calor. Mejor tiempo.


Quiero que sea verano porque quiero reencontrarme con los págalos (y con las demás aves y con los amigos y con ....), pero también quiero oir unos cuantos días a estos preciosos pajarillos, alzando al aire sus gritillos, sobre el cielo de Madrid. Mi Madrid.
Bienvenidos.

Hasta a los pomarinos les gustaría Madrid. No lo conocen. Eso es lo que pasa.

11 de abril de 2010

Encuentro inesperado

- Vamos, vamos, tengo que seguir, tengo que seguir, se decía para sus adentros aquel págalo pomarino. A pesar de estar a principios de abril ya tenía su plumaje listo para "ligar" con alguna hermosa hembra y pensar en procrear. Sería el primer año en el que lo hiciese. Estaba realmente guapo.

- Vamos, vamos. No tardaré mucho en llegar y no me esperan..., continuaba animándose. El día anterior había pasado por delante de las costas francesas y vascas, y a lo largo de la mañana lo había hecho frente a las cántabras y asturianas. Ya estaba cerca de Galicia. Tenía vagos recuerdos de esta zona, ya que aunque ya había pasado un par de veces frente a su costa, no se había fijado demasiado.
Los observadores de aves charlaban entre sí. Hacía tiempo que no se veían y aunque el reencuentro se había producido hacía un par de días y ya habían tenido ocasión de mantener alguna animada conversación, todavía, entre oteada y oteada, se echaban unas risas. No era precisamente una buena época para ver aves pero nunca se sabía. Y los días anteriores no habían estado mal.

- Ya debo estar cerca. No puede faltar mucho... El pomarino decidió posarse para descansar un rato y cuando paso sobre su cabeza con la seriedad de siempre, un págalo grande, le preguntó.

- ¿Sabes si estoy lejos de Estaca de Bares?.
- No. Muy cerca, contestó el skua. Solo a unas millas.

Estaban animados y contentos. A la alegría por estar juntos se le añadía que llevaban una buena tarde. Unos cuantos frailecillos, unos cuantos págalos grandes, bastantes alcatraces y alguna que otra pardela pichoneta. Si. Estaba bien y se estaba bien. El sol brillaba y el tremendo viento de los días anteriores, había amainado. No hasta detenerse, pero ya no era lo mismo. Pero sobre todo estaban felices porque acababan de ver pasar una pareja de adultos de págalo parásito y cada uno de ellos de una de las fases (clara y oscura). No era época para verlos y estaban maravillados. Seguían mirando.

El págalo había continuado su camino, detrás del skua. No mucho tiempo más tarde, éste último se giró y dijo:

- Ahí la tienes. Estaca de Bares.....

El pomarino, levantó la vista, vio los acantilados y aquella construcción sobre ella. Si no hubiera estado con el págalo grande, quizás se le hubiese pasado ya que unos metros antes se había cruzado con la isla Coelleira y le había sido imposible apartar su vista de ella. ¡Qué bonita era!. ¡Un precioso sitio para criar!. Lo mismo un poco al sur...pero.....

Decidió acercarse más a la costa. Si estaban aquellos personajes, les daría la ocasión de observarle a placer, pasando muy cerquita. Pausado. Exhibiéndose en toda su plenitud.
Cariñés apuntaba con su telescopio...hacia Asturias como decimos por allí...bastante hacia el Este, buscando presa....

- ¡Un pomarino!, ¡un pomarino!. ¡Viene un pomarinoooo!.
El págalo les vio. Bajo su ritmo de vuelo, se acercó aún un poquito más y se mostró todo lo que pudo. Lo merecían. Había oído hablar de ellos. De ellos y de otros muchos que también podían pasar horas y horas en espera de ver a algunos de su especie. De las otras especies.
- Buena gente, pensó. Aquí me tenéis.....

Madriñés consiguió verlo con el telescopio. Allí estaba. Tan cerquita. Tan precioso. Tan "cucharón"..

Aquello no podía ser posible. No. A principios de abril no. Después de ver aquel par de adultos de págalo parásito pasando por delante de sus narices, no. Era demasiado. Las caras de ambos denotaban sorpresa, alegría, emoción. Habían visto ya unos decenas de págalos pomarinos juntos pero....

Nunca se sabe que puede deparar una tarde pajarera. Sea en Estaca o donde sea (aunque, perdonadme...ese sitio es especial...). Nunca. Cuando crees que vas a ver todo no ves nada y si piensas que será cero lo que veas....¡¡Toma!!.

Antes de perderse por el Oeste, el pomarino se giró como despidiéndose. Yo le tiré un beso y cada noche, aunque ya hayan pasado ocho días, se los sigo tirando. No les quiero ni nada....

(*) Las fotos de los pomarinos son de www.montereyseabirds.com y www.flickr.com

5 de abril de 2010

"Obejo"

Si. Obejo. Es un "palabro" de Héctor de lo más explícito. ¿Porqué Obejo con b y no ovejo con v?. Ni idea. Sé que existe un pueblo en la provincia de Córdoba que se llama así y también, que todo parece llevar a que lo lógico fuera Ovejo. ¿Porqué? Ni idea insisto. Pero a mi un Ovejo y no es del Ovejo de lo que voy a hablar se parece más bien a este....


Del que voy a hablar y que ha estado constantemente con nosotros en los 8 días en ese portento de la naturaleza del norte de Lugo llamado Vicedo es del Obejo y ese se parece más a este....


El Obejo nunca avisa. El Obejo, aparece por sorpresa y rápidamente vuelve a desaparecer y así tantas veces como haga falta. Llega, lo cubre todo de una negrura absoluta, descarga con toda su fuerza litros y litros de agua y marcha. Junto al viento. Con el viento.


Y de nuevo está aquí. Como decía, hemos pasado algo más de una semana por Vicedo y lo hemos tenido presente constantemente. He estado 7 de los 8 días, fiel a mi costumbre, oteando desde el observatorio de aves marinas de Estaca de Bares y ha descargardo con toda su fuerza sobre nosotros en algunas ocasiones. Otras pasaba de largo (previo aviso de Hevia), unos metros más allá sobre el mar o otros tantos metros hacia el interior, dejando aquella punta como único reducto soleado. Pero si le conoces, si sabes de él, le ves venir....y a correr...a cobijarse.....

Menos mal que los muchos años por la zona sirven para los Obejos vicedanos, esos que vienen directitos desde O Barqueiro y para los de Estaca, ahí está Cariñés...

- Ahí viene agua Alfonso. Pero nada...un chubasco y ya está...

Joder con el chubasco.... Serio el chubasco...


Ese reducir las circunstancias casi al mínimo, me recuerda al "aburridillo" que dice Toño, cuando está contando y la cosa está funesta...

Al final, seguimos a lo nuestro. Seguimos mirando al mar desde la casa de Vicedo, o al verde de la otra banda, de la banda coruñesa. Y desde Estaca, contamos, contamos, contamos. Hablamos de esto y lo otro. Nos sentimos. Y disfrutamos con al arco iris.



Y los Obejos no suelen venir solos. Detrás del primero, llega otro y después, otro más. Así ha sido toda la Semana Santa. La Semana Santa de los Obejos.

Los págalos también conocen al Obejo. No sé si le llaman así, pero le conocen. Fijo.