Erase una vez un charrán muy, muy, pequeño, que se llamaba Toby. Solo tenía 5 días. Era el más pequeño de la bandada, así que se tenía que quedar siempre en el nido. Un día con mucha lluvia, viento y tormenta, el nido no pudo aguantar y el charrán se cayó. Bajó rodando por el acantilado. Se había herido un ala y no podía proseguir con lo que se quedó allí varios días.
La cría del charrán
Allí, en el mar, un terrible tiburón blanco, uno de los más temibles, le atacó e intentó comérselo pero un págalo pomarino, lo vio y peleo con el tiburón. Al final el págalo logro llevar al charrán a la U.E.D.A. (Unión Enfermera de Aves) para que lo curaran. Cuando lo hicieron, se marcharon los dos juntos a proseguir su viaje al norte de España (Galicia y Asturias).
Durante su viaje vieron a muchos conocidos cuando de repente vieron que un barco petrolero se había chocado. ¡¡La playa estaba llena de petróleo!!. Vieron que había una cría de alcatraz y fueron a ayudarla. Consiguieron que se levantara y la llevaron a una colina donde podría descansar unos días. Al final se recuperó. El alcatraz se fue con ellos y ya eran 3. Prosiguieron su viaje y pasaron por ríos, playas, colinas, calles, ciudades y pueblos pero vieron a por lo menos 10 gatos persiguiendo a una cría de paloma y otra de pardela cenicienta. Entonces dijeron:- "Venid a por nosotros".
Los gatos fueron a por ellos, entonces se separaron y los gatos se chocaron entre sí.
Ya eran 5 y siguieron su viaje todos juntos.
Martín Valderas Alcoverro.
Grande Martín. Me lo parece a mí que soy su padre y seguro, seguro, seguro, que a todos las crías de paloma, de pardela cenicienta, de alcatraz, de charrán y sobre todo, si, ya sabéis, a las crías de págalo pomarino. ¡¡¡Ay los págalos!!!