28 de mayo de 2009

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Tiene tela. A los campeones en el mundo de los blogs les dará la risa. "Mira este. Que lleva mil entradas en su blog dice". "Dónde quedarán mis mil entradas". "Puff, debió de ser hace muchos años". "Mil entradas....".

Pues bien. Para mi es un hito. Una barbaridad. Sí, ya sé, que de esas mil, por lo menos, por lo menos 250 deben de ser mías. Qué si entro para escribir una nueva entrada. Qué si la modifico. Qué si voy a cambiarle la foto. Qué si voy a echar una ojeada a ver si hay algún comentario. Qué si voy a mirar si ha entrado mucha gente. Qué.....

En el curro......echando una ojeada a ese famoso blog..."Aves y palabras"

Aún así, hay otras 750 o por ahí. Sois vosotros. Los amigos, la familia, los pajareros y algún despistado supongo. Este tiempo me ha dado para sentir diferentes cosas y para ver lo lejos que puede llegar el mundo cibernético.

Como decía antes, ahí estáis la familia, qué menos que leerle al hermano, al hijo, al marido (y eso me consta que cuesta más....pelleja....), al tío. Los amiguetes, los avemarinólogos. Pero también ha habido "extraños". Extraños a los que les ha valido de algo leer unas lineas.

La verdad es que para mi está siendo gratificante unas veces y algo agobiante otras. Me tomo bastante "a pecho" escribir más o menos cada tres días y no siempre es fácil. No lo es porque muchas veces son aventuras inventadas. O que fue algo que pasó y mi coco ha conseguido transformar en algo. Bueno o malo. Bonito o feo. Triste o alegre. Mío.

Otras veces sale de un tirón. Un momento de "inspiración" sirve para montarme una peliculilla. Y venga, zas, dejarla en el blog y sin ninguna vergüenza, mantenerla ahí para que cualquiera la lea. La disfrute o le horrorice.

Pero bueno. Sigo siendo yo. Y me gusta.

24 de mayo de 2009

Yo no soy de aquí

Y me quiero ir a casa. No sé quién me ha traído y no quería venir. Sí, me gusta España, me gustan sus ciudades, sus pueblos, sus campos, las montañas, las arboledas. Incluso su gente, y lo que come su gente. Pero yo no soy de aquí y me quiero ir a casa.

Nací en América del Sur, en otro continente. Me capturaron los hombres y los hombres me trajeron a este país. Durante un tiempo estuve en una pequeña tienda, con otras muchas como yo. Con montones de otros pájaros, con pequeños roedores, con reptiles, también había peces. Era muy bonita la tienda, pero no era nuestra casa.

Una foto mía en mi país


Un día me llevaron a una casa. Durante un tiempo estuve viviendo con ellos. Yo creo que hasta que se aburrieron de mí. Aquella mañana, el mayor de los que en ella vivían, se acercó a una de las ventanas de la gran habitación y me soltó. Me dejó sin saber donde ir.

Estuve vagando durante unos días. Hasta que encontré a Cus. Ella también es una cotorra argentina. Como yo, estuvo en una casa pero ella se escapó. Reconozco que me alegré mucho cuando la encontré, que nos llevamos bien pero no somos felices. No queremos estar aquí. Queremos volver a nuestra casa, pero no sabemos donde está. A veces, Cus y yo, nos miramos y sin decirnos nada ambos sabemos lo que estamos pensando. Que nunca volveremos allí.

Aunque ahora somos muchos, los otros animales no nos miran bien. Los otros pájaros no quieren saber nada de nosotros y tienen razón. Estamos ocupando su sitio aquí. Nos alimentamos con su comida y eso quiere decir que sus crías quizás no tengan para comer o que eso que ellos comen deje de estar presente en donde siempre han vivido y entonces morirán e incluso puede que esas especies, desaparezcan. Ocupamos sus nidos. Tienen razones para odiarnos.

Con Cus, acordándonos de nuestra tierra, de nuestras familias

Pero nosotros no quisimos venir. Nos trajeron a la fuerza. Nos trajeron por dinero. Nos trajeron por capricho de quien quiere tener en su casa lo que no debe tener. Para sorprender a un niño, a un novio, a un amigo. Creo que si supieran el daño que nos han hecho, que han hecho a muchos, no lo harían.

Queremos irnos a nuestra casa. Queremos irnos de aquí.

(*) Fotografías tomadas de http://www.flickr.com/

20 de mayo de 2009

Dicen que están ahí

Dicen que los han visto. Y que ya casi ni se reconoce el sitio. A unos kilómetros del acantilado. Situados en zig-zag. Hay quién dice que incluso no se ve la Illa Coelleira. Yo creo que exageran. Pronto iremos hacia allí. Seguro que no será para tanto.

Olas y más olas. Acantilados y pueblos. Y rocas. Veleros y pesqueros. Aves marinas y delfines. Mar, mar y más mar. Reconozco cada punta. Cada cabo y cada faro. Lo reconozco todo. Olas y más olas. Otro delfín.

No lo puedo creer. No puede ser cierto. ¿Me lo pasaré sin darme cuenta?. De ninguna manera. Seguro que no es así. Fijo que reconoceré su silueta. No dudaré cuando esté pasando por el Mar de las Pardelas. Al dejar atrás la Punta do Porco.

No para de llover y hace tanto viento. ¡¡Puff!!. Hay que continuar. Sin detenerse. Sin descanso. Y sigue lloviendo y las ráfagas hacen que te tambalees. Te llevan de aquí para allá y da igual lo que quieras hacer. Quiero levantar la vista. Quiero mirar y por fin verlo. Y ver que no es como cuentan. Que no es así.
También dicen que dan mucho miedo. Que cuando los ves te asusta su tamaño. Aquellos largos brazos girando. Y cuentan que son muchos los que han caido sin solución. Fulminados. Me contó una vieja gaviota que dos amigas suyas cayeron junto a un embalse. Muy hacia el interior, kilómetros y kilómetros hacia dentro. Pero ¿aquí en el mar?.
No puedo imaginar como serán. Nunca los he visto y por mucho que me cuenten, espero no verlos jamás. Pero no depende de nosotros. No depende de las aves, ni de las ballenas, ni de los peces voladores. Tampoco de las olas, el viento o la lluvia. Ni siquiera de la luna o del sol.
Depende de ellos y malo, malo, malo, lo que depende de ellos.

15 de mayo de 2009

Malas noticias


Muy malas diría yo. Hace poco escribía la gran noticia que había sido la publicación del Boletín de la Estación Ornitológica de Estaca de Bares. Y lo era. Unos días antes, aunque ya hacía tiempo que teníamos noticias, salían a la luz las últimas noticias sobre el estudio estratégico ambiental referido a los parques eólicos marinos. Sí, lo que leéis. Como no tenemos suficientes "ventiladores" sobre las colinas, montañas, costas, etc...ahora vamos a llenar el mar de ellos. Especialmente sangrante, a mi entender, es la situación de los municipios mariñanos de la costa lucense y de la costa norte de Coruña. Todos sus territorios de interior y recuerdo ahora mismo los nombres de las sierras de A Coriscada o A Capelada, repletos de aerogeneradores. Mires hacia donde mires, "ventiladores y más ventiladores". Cuando estás por esos montes, de verdad y comprobadlo cuando queráis, os será imposible sacar una fotografía u observar esas colinas sin que haya uno de ellos en medio. Desesperante.


Bien....o mal...pues ahora, en el mar. Y según podréis comprobar, sin ton ni son. Sin respetar ni siquiera las mejores zonas de paso en sus migraciones, lugares en donde viven o donde crían las aves marinas.
Un poco más abajo tenéis un enlace para que podáis informaros a fondo, con mapas de toda la costa española, incluyendo las islas y para que os echéis las manos a la cabeza. Para que no durmáis esta noche, ni las siguientes. A muchos nos va a pasar. Es tremendo.
En mi caso, al observar el plano de la denominada área marina número, me dan ganas de llorar. En esos mapas veréis tres colores. Verde quiere decir que adelante con los parques, que a poner los que hagan falta, amarillos que puede que sí, que habrá que estudiarlo (malo...al final será que todo para adelante y a llenarlo de "molinos") y rojo que no se puede (como debería ser prácticamente el 100% de la costa española. Frente a Estaca de Bares, reconocido a nivel internacional como uno de los mejores lugares para observar/estudiar el paso de aves marinas de toda Europa, sino el mejor y sin duda de España, nos encontramos con levísimas zonas rojas, amarillo por todos los lagos y verde cercano. Tan cercano, que es la zona por la que pasarán todas las aves antes de llegar a Estaca. Desatino. Protejo estos metros pero no los anteriores...que será por donde deban pasar los bichos...si o si....En fin.
Seguro que a muchos de vosotros os pasa lo mismo con zonas en las que habitualmente estáis, o que habéis nacido en ella, las queréis. Horrible. Desesperante. Nunca dejamos de poner trabas. No tienen suficientes problemas causados en gran medida por los humanos, como son el exceso de explotación de pesquerías, contaminaciones de todo tipo en el mar, etc... como para que encima les "regalemos más".

http://www.mityc.es/ENERGIA/ELECTRICIDAD/REGIMENESPECIAL/EOLICAS_MARINAS/Paginas/estudioEstrategico.aspx
No tiene desperdicio.

Pobres aves marinas. Pobre mar. Pobre destino de nuestras miradas.
Cuando estemos en Estaca contando aves marinas, contaremos...."ventiladores".......

11 de mayo de 2009

Llueve en O Vicedo

Y todavía hay quien se queja. O mejor dicho, muchos se quejan. Pero son los que no son del Vicedo, los que no saben que es Vicedo. Los que no quieren a Vicedo. No lo sienten.

Vicedo es lluvia. Es muchas cosas más, pero es lluvia. Sin duda es sol, es luz, es viento. Vicedo son sonidos. Sensaciones. Pero es lluvia. Sin ella, no sería Vicedo.


¿Qué llueve en Vicedo?. ¿Cuándo? ¿Ahora?. No es así. Antes llovía mucho más. Mucho. Y era mejor. Nadie quiere que esté todo el día lloviendo, pero aquellas montañas, aquellos árboles, los pastos, las playas, las rocas. Necesitan la lluvia. Pero la de antes. No la de ahora.

No de la que se quejan esos cientos de personas que ahora campan a sus anchas por toda la localidad. Que abarrotan cada rincón de esa esquinita de Lugo. Y que protestan y protestan cuando llueve. Que pasean con caras largas mientras se mojan. Que no pasean porque se mojan.
Así qué, que llueva, que llueva. Que llueva en Vicedo. Y a quien no le guste, quien no lo comprenda.............

8 de mayo de 2009

En la roca

Allí estaba, sobre la roca como siempre. Frente a la Punta do Embarcadoiro, en la costa de Lugo. Eran ya 6 veces, no, no, 7 veces que habían pasado por allí y como siempre, él estaba. Tres veces en primavera y cuatro en otoño. Era negro y con aquella graciosa cresta. Unas veces con las alas abiertas, otras simplemente tieso sobre las rocas.


Cormorán Moñudo

Esta vez no pudieron resistir la curiosidad y le preguntaron:
“Oye, perdona, siempre que pasamos por aquí en nuestras migraciones al sur o cuando regresamos hacia el norte, te vemos ahí, quieto, sin decir nada, sin hablar con nadie. Nos preguntábamos si te pasaba algo.”
“No, no. Soy de aquí, vivo aquí, pesco aquí…y vosotros…¿Por qué váis hacia el sur cada año para después volver?. ¿Qué hay en el sur?. ¿Por qué regresáis al norte?.”
“Nada, nada. Nada especial. Eeemmm….bueno...nos vamos. Hasta pronto”·
Cuando se habían alejado unos metros de allí, los alcatraces se sonrieron. Aquellas preguntas sobre el norte y el sur. ¡Qué ocurrencias!. Vaya tipo más raro aquel cormorán moñudo.

Él les vio partir y les siguió con la mirada hasta que los perdió de vista por detrás del cabo. ¿Qué habría pasado? ¿Por qué no le contestaron?. Qué le importaba a él. El había nacido allí, vivía allí. Y eso quería seguir haciendo.
Pasaron dos años y cuatro veces por aquella roca y ninguna de esas veces vieron al cormorán. Se extrañaron pero tampoco les importaba mucho. La siguiente vez que lo hicieron, allí estaba.
Esta vez fue él quien se acercó hasta ellos y les dijo:
“Fui al norte y al sur. Y no encontré nada diferente. La vida es la misma. Los problemas los mismos. La carencia de pescado igual. Las aguas contaminadas idénticas. Vi aves con anzuelos en la boca…”. “Yo me quedó aquí continuó. Me quedo en Galicia. Aquí nací, aquí vivo, aquí tendré mis hijos”.

Alcatraz Atlántico

Los alcatraces se fueron pensando en los que les había dicho. Y tenía razón. Nada es mejor que lo otro. Depende de cómo lo mires. Todo tiene su encanto. Cualquier sitio es bueno para vivir y malo para morir.

Y allí se quedó aquel cormorán moñudo. En la roca, frente a la punta do Embarcadoiro. En la costa de Lugo.

4 de mayo de 2009

In Memoriam

Aves y palabras tiene de nombre el blog. Aves y palabras.



Hoy serán palabras. Palabras para Pedro Manuel. Palabras y sentimientos para aquel que no volverá a estar conmigo. No lo estará en cuerpo, no volveré a escuchar sus bromas, su deje "chulesco", sus expresiones. Pero nunca dejará de estar. Nunca dejaré que no esté.

Tantos años juntos. Tantas cosas pasadas el uno al lado del otro. El uno con el otro. Tantas risas, tantos recuerdos, tantas aventuras, viajes, fiestas. También penas y llantos. También desencuentros.

La vida a veces te lleva por donde le da la gana. Por donde quiere. Estés de acuerdo o no. Y a ti te llevo por donde no debía. Y te dejaste llevar. Yo no estuve allí para decirte que por ahí no fueras. No lo suficiente. ¿Dónde estaría yo?. Siento si te he fallado. Siento haberte fallado.

Teníamos tantas cosas en común. Hasta en una época las aves. Si, las aves. Lastima no haber seguido con ellas. Juntos con ellas. No nos hubieran dejado equivocarnos. Nunca habríamos estado solos. No nos hubiéramos abandonado. ¿Por qué al final?.

Hoy cuando llegué a tu casa, al patio de Litografía, delante de ese número 2, sentí miedo. Miedo a perderte. Y tu ya no estabas. No pudiste más. Tu cuerpo y tu alma, no pudieron más. Dormías. Soñabas.

Sueña con Manuel, juega con él al fútbol, enséñale aquel regate y vete con él al Calderón. Sigue jugando con él y mira como se hace mayor. Háblale. Quiérele.

Hoy se ha ido mi amigo. Hoy se ha marchado Pedro Manuel. Hacia tiempo que te había perdido y aunque tarde, parecía que te podía recuperar. Por sorpresa me has dejado. Nos has dejado a todos. Hoy he llorado por tí.

Con todo mi amor y desde lo mas hondo de mi corazón, te quiero Pedro Manuel Casero Orozco. Nunca te olvidaré. Nunca.


Aves y palabras. Palabras para Pedro Manuel.

2 de mayo de 2009

Nidos en Vicedo

Son recuerdos de la infancia. De hace muchos, muchos años. Casi todos los recuerdos que tengo de niño son cosas que ocurrieron en Vicedo. Y que curioso, ahora que lo pienso, sin saber las vueltas que daría la vida, también son de los primeros recuerdos que tienen que ver con las aves.

Nunca estábamos en Vicedo fuera de época veraniega. En esa estación, íbamos un par de meses, las añoradas vacaciones escolares, pero nunca en otros meses del año. Y oíamos hablar de aquello que pasaba todas las primaveras. Entre los chavales del pueblo se hablaba. Nosotros éramos unos más. En aquellos tiempos, había muy pocos niños allí. Hasta el punto que las pandillas las formaban muchachos de varias edades. Grandes y pequeños. Grandes con pequeños.

Los niños de Vicedo, pasaban todo el invierno escudriñando por aquí y por allí. Vigilaban cualquier árbol del pueblo y sus alrededores, atentos a la aparición de nidos. Y cuando así era, cada semana al menos un par de veces, se acercaban a ver los progresos que había en el mismo. Nidos en los frutales de pequeñas aves insectivoras o granívoras, nidos en las rocas de la costa, de gaviotas y vete tu a saber qué mas. Nidos de cuervos, nidos de palomas, de mirlos, de todo lo que se encontrara.


Siempre quedaban anotadas en la mente aquellas localizaciones. Y se tenía el máximo cuidado posible para que ningún otro chaval de una pandilla "rival" encontrara cualquiera de los nidos vigilados. Serían robados.

De vez en cuando, en nuestra casa de Madrid, recordaba aquellas busquedas que nos contaban. Y las recordaba, en aquellos tiempos, con envidia. Pasaron algunos años y empezamos a ir fuera de época. Nuestros padres habían construido la casa familiar y ya no dependíamos de un alquiler. Al contrario. Había que amortizar aquella casa. Lo cierto es que allí estábamos y teníamos la ocasión de participar en la recogida de huevos para las tortilladas. Porque ese era el fin de aquel control de los nidos de las aves. Pobrecillas. Se juntaban los huevos de aves pequeñas, grandes, fueran de la clase que fueran y se hacían tortillas de patatas. Menos mal para mi conciencia, que nunca conseguí junto con los amiguetes que iba, expoliar ningún nido.
Ahora muchos años después recuerdo aquellas acciones con pesar. "Juegos" de chaval, que al contrario que otros muchos que da pena que hayan desaparecido espero que ya no existan. Confío en que los niños de Vicedo hagan otras cosas. Casi estoy seguro de ello. Creo que junto a otras muchas cosas, los infantes de hoy en día ya no vagan por el monte, por los campos y por las playas como lo hacíamos nosotros. Sus diversiones son otras. Y la verdad es que lo celebro profundamente por las aves. Cuantas nidadas echadas a perder por algo tan vil. De niño, pero vil.
Y si se hace, lo que no espero, hay que luchar contra ello. Hay que explicar el mal que se hace, que se ha hecho y que no debería volver a hacerse más.
Las tortillas de patata, en casa. Las de mamá, con los huevos de siempre. Riquísimas.........