A veces lo veo. Está ahí. Y siempre le siento.
Le abrazo y le canto. Le escucho y de vez en cuando me parece oírle llorar. Y aunque no me lo pida, le acompaño, sufro con él y le persigo. Jugamos. Nos queremos.
Pasa silbando, pasa avisando. Todo lo mueve y se lleva las nubes. Las vuelve a traer. Mece las olas y levanta hasta muy alto su espuma.
Aunque parezca imposible le veo. Sé que está ahí. Lo noto y hablamos. Y le dejo partir, sé que volverá. Siempre regresa y lo hace sin avisar. Pero no me importa. Yo siempre le estoy esperando.
Ellas también le quieren y le sienten. Le necesitan y mucho más que yo, juegan con él. Es un placer verlas, disfrutándolo, gozándolo, amándolo.
Sí, muchas veces le veo. Está ahí. Y siempre, siempre, le siento.
22 de junio de 2009
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