Esto que véis ahí encima es el cadaver de un albatros. Una preciosa y hermosa, además de gigante, ave austral que dificilmente podremos ver en las costas españolas, aunque alguna se ha visto, y con la que muchos soñamos. Soñamos con verla en sus lugares de origen y por supuesto, deseamos encontrárnosla por aquí.
Este pobre animal como otros muchos de su especie y de otras especies tiene su estomago, ya lamentablemente al descubierto, repleto de trozos de plástico, de tapones de botellas, incluso de un mechero. Habrá quien piense "pues que bicho más tonto, que coma otra cosa" y otros que como yo nos avergoncemos una vez más de lo desastroso de poner nuestra humana mano sobre la naturaleza. Nosotros que todo lo rompemos. Que nada nos importa. Aquí debajo, tenemos otra demostración. Otro albatros.
Y...¿porqué?. Por que a Juanito o a Marianita les dio la gana de tirar el tapón en aquel río o en el acantilado. Porque el otro lo lanzó por la borda desde un barco. Por que aquella lo dejó tirado en la playa de allí a la vuelta. Porque nos costaba mucho guardárnoslo en el bolsillo y tirarlo donde debemos. Vergonzoso. Desastroso. Infame. No encuentro suficientes calificativos.
Esta preciosidad que véis debajo es un albatros vivito y coleando. Surcando los mares del sur. Serio. Impasible. Precioso. Debemos hacer todo lo que esté en nuestras manos para que siempre que los veamos sea así.
Yo quiero verlos de este modo, con esos colores y también a las las demás aves. Las marinas y las que no lo son.
Y a los págalos..........
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