Desde las gélidas aguas del lejano norte y desde que se había despedido de los suyos ya habían pasado varias semanas. En su camino, se había detenido en unos cuantos puertos y en no pocas playas. Al llegar y aunque sentía algo de recelo, ya que no se fiaba mucho ni de nada ni de nadie de acuerdo con las enseñanzas que había recibido desde bien pequeñito, tuvo muchas ganas de salir del agua y "arrastrarse" un rato por la arena de aquella playa.
Antes de hacerlo, todavía dio un par de vueltas desde el principio hasta el final de la misma para asegurarse de que no había ningún peligro cercano. Lo hizo despacio, gozando mientras se sumergía intentando aprovechar el paso de algún incauto pececillo y también cuando salía a la superficie y el sol acariciaba su piel. Aquel era un sitio realmente bonito, pensó. "Muy bonito".
"¿Dónde estaré?" se pregunto a si mismo. ¿Habré llegado por fin?.... Bueno, se está tan bien aquí que.... Mecido por una leve brisa y al mismo tiempo, muy, muy, muy calentito por el sol se quedó dormido. Se descuidó por un momento y ...... Se durmió.
No sabía cuanto tiempo había pasado cuando volvió a abrir sus ojitos. Entonces lo vio allí, no demasiado lejos de él. Llevaba un extraño aparato que se ponía delante de su cara y le sonreía. Sin duda se trataba de un humano. Los había visto en los puertos, también en los barcos y sobre todo, recordaba como le había hablado un día su padre. "No te acerques nunca a ellos, son peligrosos...".
Tan rápido como pudo, se encaminó hacia la orilla intentando huir pero la marea había bajado y estaba un poco lejos. Estaba muy agitado y nervioso. ¡¡Cómo había podido cometer aquel error!!. Ni más ni menos, se había quedado dormido y podía costarle muy caro.
Ya tenía a aquel humano a su lado cuando le oyó hablar. "Joder, que bicho más guapo. Que foca más bonita. Y es un macho..... Voy a sacarle unas cuantas fotos más...."
El miedo seguía atenazando a la foca y seguía avanzando tan rápido como podía hacia el mar, hacia su salvación. El humano no solo se le acercaba más y más si no que además se dirigió a ella. "Oye, foca, ¿que haces tu aquí?. No, no eres la primera que veo, ni es la primera que me entero de visitas de congéneres tuyos a la costa española pero...".
"Hum.... la costa española.." pensó la foquita. "Realmente estoy cerca de mi destino. Lo mismo estoy en él. No pierdo nada...".y se decidió a hablar con el humano.
"Hola" le dijo. "Vengo de las islas Svalbard. Allí unos págalos me hablaron de Estaca de Bares y de la costa de Lugo. De un pequeño pueblo llamado Vicedo. De una isla en la boca de una preciosa Ría, que se llama Coelleira. Fue tan bonito lo que me contaron que decidí venir a conocerlo. ¿No he visto la isla pero..es esto lo que busco?" preguntó.
"No, le contestó el humano. Estás en la playa de Oriñón en Cantabria. En Castro Urdiales... Y sí, esa zona de la que hablas la conozco y es muy bonita, pero esta no lo es menos ¡¡eh!!!."
"Y ¿queda muy lejos de aquí?...
"No demasiado. Seguro que en no muchos días, podrías estar allí...... Pero...antes de irte, ¿podrías posar para mí, podrías dejar que te hiciera una buena foto, un primer plano?.
"Claro, como no" contestó la foca. "Te has portado muy bien conmigo y he de reconocer que al principio recelaba mucho...".
Cuando ya se marchaba aquel animal se dio la vuelta y le pregunto "Por cierto ¿cómo te llamas?. El hombre con una gran sonrisa en su rostro le contestó "Jesús.... y ¿tu?..."
"Las focas no tenemos nombres, no nos los ponemos, no los necesitamos...nos conocemos mirándonos, oliéndonos, sintiéndonos....". "Claro, dijo Jesús....me alegro de haberte conocido y de que me hayas dejado este bonito recuerdo en forma de foto y de rato compartido".
La foca se introdujo en el mar y se dirigió hacia donde Jesús le había indicado. Le había prometido que algún día volvería por Castro y que pasarían otros momentos juntos.
Unos días después la foca y los págalos que le habían hablado de aquella tierra en la cornisa cantábrica se reencontraron frente a la Coelleira. "Teníais razón págalos....esto es precioso.....como Castro.......por cierto..¿conocéis Castro......?
(*) Las dos preciosas fotos de la foca son de Jesús Menéndez, uno de los protagonistas de la historia. La historia real, la de verdad, la que le ocurrió a Jesús podéis leerla en su estupendo blog:
Gracias Jesús.
Alfonso¡¡¡ Que imaginación gastas...
ResponderEliminarMe dijo la foca que de momento se quedaría unos dias por el Cantábrico y despues que ya vería.
Un abrazo.
Imaginación si, porque otra cosa. Grande Jesús.
ResponderEliminarAbrazos y a ver si nos vemos pronto.