2 de marzo de 2010

Vacaciones

A diario recorrían la playa de O Vidreiro en Vicedo, ese precioso pueblo de la provincia de Lugo. Cada pocos metros buceaban buscando sustento. De las rocas bajo el faro del Caolín hasta las piedras del puerto y vuelta a empezar. Aquella pareja de cormoranes moñudos era de lo más curioso.

"¿Qué vas a hacer con las vacaciones?" le preguntaba el uno al otro. "¿Las vacaciones?....y ¿qué es eso?". "No lo sé muy bien. Escuche el otro día una conversación de unos humanos y hablaban de vacaciones. De desplazarse de un lado a otro para descansar, a no hacer nada, a tomar el sol...y a salir por la noche...".

"Ya. Y ¿qué son todas esas cosas?" "No se, pero suena divertido...". "Vacaciones.....hum.....". Así pasó el día entero. Yendo de aquí para allá. Llegando hasta la Cova Alta y regresando hacia el puerto de Vicedo.

Esa noche, aquel par de cormoranes moñudos soñaron con marchar, con un gran viaje, se vieron, tirados en una hermosa playa, tomando el sol con preciosos bañadores de colores y con una suculenta brocheta de pescado, esperándoles al volver al "hogar". En realidad no sabían con qué habían soñado. No sabían si habían soñado.

A la mañana siguiente y nada más despertarse, volvieron la vista hacia la otra banda, hacia la Coruña y emprendieron el vuelo. Unos cientos de metros más allá se posaron junto a la playa de Vilela. Observaron a su alrededor y después de unos instantes se giraron observando la costa de Lugo. Allí, al fondo se veía la blanca arena de la playa de O Vidreiro. Se miraron y su cara se lleno con una gran sonrisa. Por fin estaban de vacaciones.

La verdad es que no había pasado nada. No había bañadores, ni brochetas, ni tumbonas. Ni nada especial por las noches. Había agua fría como al otro lado de la Ría. Había que buscarse la vida para conseguir comida. Las vacaciones eran un tanto raras. Aburridas. Engañosas.

Volvieron a mirar hacia O Vidreiro y sintieron añoranza. Ya se iba a hacer de noche y nada había resultado como habían imaginado. Como habían soñado. Cruzaron sus miradas y no hicieron falta palabras. Levantaron el vuelo y con rapidez cruzaron la Ría hasta posarse junto al faro.

¡Qué cara de felicidad tenían aquella nueva mañana aquella parejita!.

Los págalos tampoco tienen muy claro qué es eso de las vacaciones. Pero tampoco creo que les gustaran.......

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