Es verídico. Ocurrió hace no mucho tiempo junto a la "Muller mariña", antes de llegar al "Estaquín" y con la Coelleira y el Mar de las Pardelas enfrente.
Allí estaba aquel tipo larguirucho, con barba de varios días y una sonrisa en su cara. Junto a su telescopio, fumándose un cigarrito.
La pardela capirotada estaba cansada. Venía de muy lejos y aunque no solía acercarse demasiado a tierra, aquel día lo hizo. ¿Porqué?. Ni idea, pero allí estaba.
El del telescopio, muy cerca de aquella preciosa ave, le preguntó:
- Perdona....tú....¿me enseñarías a volar?.
- ¿A volar? contestó la pardela.- Si. A volar. ¡Me gustaría tanto poder volar!. ¡Sería tan feliz sintiendo estas sensaciones que seguro tenéis vosotras mientras planeáis sobre cualquier ola!.
- Pero....tu eres un humano. Además de hacer todo lo que os da la gana con todo, también...¿quieres volar?.
- Si....
La capirotada se quedó pensando un rato. En realidad no tenía ni idea de qué hacía allí "hablando" con aquel tipo desgarbado. Nunca había hablado con un humano, ni sabía que pudiera hablar, ni siquiera que los humanos entendieran. Lo intentaría. Porqué no. Todo lo más se reiría un rato.
- Esta bien, le dijo. Abre mucho los brazos, coge un poco de carrerilla, te subes a esa piedra y te lanzas. Casi se le escapa una risotada pero consiguió dominarse.
El tipo larguirucho y con gafas, sonrió a aquella ave marina y sobre todo hacia sus adentros. Tal y como le había pedido la "gravis" tomo carrerilla, subió a la piedra, abrió los brazos y se lanzó a volar.
Cual peso muerto cayó bajo la "Muller Mariña" y rodó hasta el mar, introduciéndose en él con estruendo. La capirotada se moría de risa (vamos, se descojonaba, como dicen los humanos). Era imposible que hubiera podido pasar otra cosa pero aquel tipo se había empeñado. Espero a que saliera del agua, unos metros hacia el Porto de Bares y vio que aquel humano aún sonreía.
- Lo volveremos a intentar otro día, dijo, empapado de los pies a la cabeza y con algún que otro rasguño.
- Bueno, dijo la pardela entre risotadas....
- O si no, no. Gracias por todo pero mejor se lo pediré a un págalo que seguro que me enseña mejor que tú. Y desde aquí desde esta piedra, acabaré volando.
- Vale, finalizó la pardela, pero por favor, avísame para estar por aquí.... No me lo perdería por nada del mundo , terminó mientras se marchaba.
Alfonso: yo te he visto volar muchas veces. A mi lado. Cuando pasan los pomarinos.
ResponderEliminarSi. Como sueño para un día valdría pero mejor dejemos las cosas como están...que vuelen ellas, mucho, y que cada vez sean más. Y nosotros, que las veamos...
ResponderEliminarUn abrazo "tío grande"
Te he visto esta mañana por entre las ramas. Luego ya no estaba el coche.
ResponderEliminar"Este se ha ido a Estaca", he pensado.
Que disfrutes mucho.
Hola,
ResponderEliminarNo había visto tu nota hasta hoy. Cuando me veas entre las ramas, dame un toque. Y sí, probablemente me habría pirado a Estaca.
Un abrazo.
¡Anda, pues yo llevaba semanas sin pasarme por aquí, y lo hago justo el día después!
ResponderEliminarMuy bien, así lo haré. Un abrazo, Foncho.