Pero fue bonito. Anunciando la llegada del verano. Aunque aún esté lejos. Aunque todavía falten más de 2 meses. Verles surcando los cielos por encima de los edificios. Alimentándose sin parar. Con su peculiar gritillo. Un gritillo veraniego. De los amaneceres y los atardeceres.
Hoy ya no estaban. Mañana les buscaré con ahinco. Pero ya os digo. Me temo que han vuelto a descender. Buscando más calor. Mejor tiempo.
Quiero que sea verano porque quiero reencontrarme con los págalos (y con las demás aves y con los amigos y con ....), pero también quiero oir unos cuantos días a estos preciosos pajarillos, alzando al aire sus gritillos, sobre el cielo de Madrid. Mi Madrid.
Bienvenidos.
Hasta a los pomarinos les gustaría Madrid. No lo conocen. Eso es lo que pasa.
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