8 de mayo de 2009

En la roca

Allí estaba, sobre la roca como siempre. Frente a la Punta do Embarcadoiro, en la costa de Lugo. Eran ya 6 veces, no, no, 7 veces que habían pasado por allí y como siempre, él estaba. Tres veces en primavera y cuatro en otoño. Era negro y con aquella graciosa cresta. Unas veces con las alas abiertas, otras simplemente tieso sobre las rocas.


Cormorán Moñudo

Esta vez no pudieron resistir la curiosidad y le preguntaron:
“Oye, perdona, siempre que pasamos por aquí en nuestras migraciones al sur o cuando regresamos hacia el norte, te vemos ahí, quieto, sin decir nada, sin hablar con nadie. Nos preguntábamos si te pasaba algo.”
“No, no. Soy de aquí, vivo aquí, pesco aquí…y vosotros…¿Por qué váis hacia el sur cada año para después volver?. ¿Qué hay en el sur?. ¿Por qué regresáis al norte?.”
“Nada, nada. Nada especial. Eeemmm….bueno...nos vamos. Hasta pronto”·
Cuando se habían alejado unos metros de allí, los alcatraces se sonrieron. Aquellas preguntas sobre el norte y el sur. ¡Qué ocurrencias!. Vaya tipo más raro aquel cormorán moñudo.

Él les vio partir y les siguió con la mirada hasta que los perdió de vista por detrás del cabo. ¿Qué habría pasado? ¿Por qué no le contestaron?. Qué le importaba a él. El había nacido allí, vivía allí. Y eso quería seguir haciendo.
Pasaron dos años y cuatro veces por aquella roca y ninguna de esas veces vieron al cormorán. Se extrañaron pero tampoco les importaba mucho. La siguiente vez que lo hicieron, allí estaba.
Esta vez fue él quien se acercó hasta ellos y les dijo:
“Fui al norte y al sur. Y no encontré nada diferente. La vida es la misma. Los problemas los mismos. La carencia de pescado igual. Las aguas contaminadas idénticas. Vi aves con anzuelos en la boca…”. “Yo me quedó aquí continuó. Me quedo en Galicia. Aquí nací, aquí vivo, aquí tendré mis hijos”.

Alcatraz Atlántico

Los alcatraces se fueron pensando en los que les había dicho. Y tenía razón. Nada es mejor que lo otro. Depende de cómo lo mires. Todo tiene su encanto. Cualquier sitio es bueno para vivir y malo para morir.

Y allí se quedó aquel cormorán moñudo. En la roca, frente a la punta do Embarcadoiro. En la costa de Lugo.

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