25 de noviembre de 2010

Salvándose uno tras otro

Como no podía ser de otro modo, después del precioso texto de Marina, aquí está el no menos interesante de Martín Valderas Alcoverro.


Erase una vez un charrán muy, muy, pequeño, que se llamaba Toby. Solo tenía 5 días. Era el más pequeño de la bandada, así que se tenía que quedar siempre en el nido. Un día con mucha lluvia, viento y tormenta, el nido no pudo aguantar y el charrán se cayó. Bajó rodando por el acantilado. Se había herido un ala y no podía proseguir con lo que se quedó allí varios días.

La cría del charrán


Allí, en el mar, un terrible tiburón blanco, uno de los más temibles, le atacó e intentó comérselo pero un págalo pomarino, lo vio y peleo con el tiburón. Al final el págalo logro llevar al charrán a la U.E.D.A. (Unión Enfermera de Aves) para que lo curaran. Cuando lo hicieron, se marcharon los dos juntos a proseguir su viaje al norte de España (Galicia y Asturias).

Durante su viaje vieron a muchos conocidos cuando de repente vieron que un barco petrolero se había chocado. ¡¡La playa estaba llena de petróleo!!. Vieron que había una cría de alcatraz y fueron a ayudarla. Consiguieron que se levantara y la llevaron a una colina donde podría descansar unos días. Al final se recuperó. El alcatraz se fue con ellos y ya eran 3. Prosiguieron su viaje y pasaron por ríos, playas, colinas, calles, ciudades y pueblos pero vieron a por lo menos 10 gatos persiguiendo a una cría de paloma y otra de pardela cenicienta. Entonces dijeron:


- "Venid a por nosotros".

Los gatos fueron a por ellos, entonces se separaron y los gatos se chocaron entre sí.


Ya eran 5 y siguieron su viaje todos juntos.


Martín Valderas Alcoverro.


Grande Martín. Me lo parece a mí que soy su padre y seguro, seguro, seguro, que a todos las crías de paloma, de pardela cenicienta, de alcatraz, de charrán y sobre todo, si, ya sabéis, a las crías de págalo pomarino. ¡¡¡Ay los págalos!!!

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