17 de diciembre de 2009

La trucha y el cormorán

Era un frío día de invierno en la ribera de aquel río. La corriente, que en algunos puntos bajaba a gran velocidad formaba remolinos en los remansos y en los pequeños meandros que se repartían por la arboleda. Había un silencio que lo envolvía todo y únicamente, las ráfagas de viento perturbaban aquella calma que nada bueno podía traer consigo. No era normal.

En el agua no parecía haber la mínima señal de vida. Aquel que durante años y años había sido un espectáculo de vida animal parecía uno de esos embalses construidos por el hombre. Algo artificial.

De vez en cuando se oía el silbido del sedal y "chop" del anzuelo y plomos al entrar en el agua. Al menos tres pescadores se encontraban repartidos en unos cien metros de río. Si no era uno, era el otro..."ffffiiiiiuuuuu....chop" "ffffiiiiiuuuuuu....chop"... Entre ellos no se miraban y cuando lo hacían solía coincidir con la captura de alguna pieza o con la recogida de la linea sin presa. Mal gesto si venía "premio" y sonrisa burlona si no lo había.

Unos metros más allá, tras unos juncos un cormorán temblaba mientras vigilaba sin perder de vista a aquellos tres pescadores. Miraba arriba y abajo sin parar, estudiando cualquier movimiento. En una de esas miradas fijó la vista en el agua y vio a la trucha. Ella tampoco se movía. El cormorán era un enemigo potencial suyo, podía comérsela con una buena inmersión y un rápido movimiento de su cuello. Miraba al cormorán pero no se movía.

Con voz muy bajita, el cormorán le preguntó a la trucha si no tenía miedo de él. El pez le dijo que sí, pero que aún les tenía mucho más miedo a las trampas que suponían aquellos hilillos que parecían comida pero que no lo eran, que suponían muerte. Le contó al ave que todos los de su familia habían caído en aquel engaño. "Y tú, ¿porqué te escondes?" preguntó la trucha. "Tu no deberías tener miedo del anzuelo". "Temo a las escopetas. Ayer cayeron mis dos hermanos mayores. La semana pasada mataron a mi madre y mi padre murió el año pasado". "Soy el único que queda de la familia. Nos disparan porque dicen que os comemos a vosotras y a todos los demás peces. Por alimentarnos. Por vivir".

El pequeño pez, como la negra ave, tenía mucha hambre. Llevaba demasiado tiempo sin comer. Como un acto reflejo, al ver aquella pequeña mosca no muy lejos de ella, se abalanzó como por un impulso irrefrenable y al instante estaba dentro de su boca. Y entonces noto que se clavaba en su interior y se vio morir. El cormorán no pudo reaccionar con la velocidad con que lo había hecho el pez y solo alcanzó a abrir por puro susto e inercia sus negras alas y dijo "No". Eso le costó la vida. Cuando levantó la vista vio como uno de aquellos humanos sacaba a la trucha del agua y al girarse vio aquel negro cañón que le apuntaba. Intentó volar pero solo sintió una gran quemazón y todo se apagó.

La trucha acabo moviéndose y dando saltitos dentro de aquella cesta de mimbre. Pero solo fue por unos instantes. Rápidamente dejó de moverse. Mientras el cormorán flotaba sobre el agua ante la indiferencia de todos. Aquellos dos humanos se miraron y se sonrieron por primera vez. Habían cumplido su objetivo. Habían llevado la muerte a aquel que hacía no mucho tiempo era un remanso de paz.

Menos mal que por allí, no pasan los págalos. O si pasan, lo hacen pocos. Cuando vuelva a Vicedo, cuando hable con ellos al pasar por Estaca, les diré que no lo hagan, que no se acerquen a los ríos, que les puede costar la vida. Que todo vale y que no hay freno para el humano. Y no sabré explicarles porqué.

En éstos momentos, éstos días diferentes Comunidades Autónomas movidas por los colectivos de pescadores y probablemente por el dinero de un modo o de otro, aprueban leyes para eliminar a tiros a los cormoranes de los ríos españoles. En Asturias 40.000 pescadores acusan a 1.000 cormoranes de acabar con los peces, de esquilmarlo todo. Y empiezan a hablar de garzas, de nutrias, de martines pescadores.....Pobres aves. Y cuando, según sus intenciones, hayan acabado con todas, pobres peces. Los pocos que queden, durarán nada y menos.


Cormoranes grandes en la Ría de Vicedo

No hay comentarios:

Publicar un comentario