8 de junio de 2010

Urracas

"Pegas" las llaman en O Vicedo. Esas oportunistas.

Hace un par de días, recibí un correo de unos compañeros de Garrigues en el que me avisaban de que había un pajarillo desvalido en el patio jardín del trabajo. Ya os conté hace no mucho, las peripecias que tuve con el anterior aviso, en el que una lavandera blanca se había colado en el atrio del edificio que ocupamos en Madrid y el trabajo que costó que el "bicho" saliera, después de mucho rato intentando atravesar cristales (tema éste complicado).


Llegaba de comer en casa de mis padres, bajo un calor sofocante y antes de subir a mi puesto de trabajo, me acerqué a ver que es lo que había. Antes de llegar a la zona ya vi gente mirando al suelo, haciendo corrillo y esas cosas. Llegué y el panorama que me encontré fue un pequeño "volantón" de urraca allí aturdido en las escaleras. Al parecer ya debía de llevar casi un día por allí y no tenía buena pinta. Estaba como muy tirado, parado, aturdido, con poca vida. Me dio mucha pena.


No sabía muy bien que hacer, así que lo cogí y lo quité de allí en medio. Al parecer, habían intentando darle agua y algo de comer (pan) y el líquido al menos lo había probado. Intenté buscar algún sitio sobre un árbol donde dejarle y que sus padres, que por allí andaban todo azarados, yendo y viniendo, pudieran intentar sacarlo adelante. Feo asunto.

Tal y como os he contado, lo dejé sobre una rama y estuve como media hora esperando a ver si sus padres lo encontraban. Aparentaban que no era así, hasta que al final, uno de ellos se posó en una rama cercana para a continuación volver a la atalaya desde donde vigilaban la escena. A última hora de la tarde de ayer, pasé por la zona y allí seguía el pajarillo.



Esta mañana llegué temprano al trabajo, como a las 8 y cuarto. Lo primero, claro, ir a echar una ojeada. Cuando llego a la zona me encuentro al animalillo justo donde lo había recogido el día anterior, en la escalera. Pensé, "que querencia tienes tú por esta escalera, ¡¡carajo!!" y me acerqué hacia él para recogerlo y de nuevo buscarle cobijo. Pero esta vez no esperó. Esta vez tenía mucha más movilidad y en cuanto hice ademán de acercarme, pegó un saltito y se refugió bajo la enredadera que cubre el suelo de esa zona del jardín. Buen sitio pensé. Y buena movilidad. Oí a su madre protestar desde lo alto y note movimiento en el arbusto que había detrás de mí. "El padre" pensé, pero no. Mi sorpresa fue grande cuando vi que allí había otro "volantón" como el anterior. "Coño...., gemelos...." pensé.

A media tarde de hoy, me he vuelto a acercar y allí estaban los padres nerviosos y los pequeños bien escondidos. Eso sí, les oía moverse por la "espesura". Dicen que hoy baja bastante la temperatura en Madrid e incluso ha llovido un poco. Supongo que les vendrá mejor que esos más de 30 grados que estábamos sufriendo.

Aún les queda un problema y es que tenemos un par de felinos que pululan por la zona. Esperemos que sepan mantenerse escondiditos y que no hagan mucho ruido. Esperemos.


Ya veremos que pasa.


No quiero ni pensar si lo encontrado hubiera sido un pequeño pagalito. Lo tendría en mi regazo, lo acunaría y lo cubriría de besos. Pero mejor que no sea así y que sea su mamá (como lo hizo la mía conmigo) la que se ocupe de él.

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