24 de noviembre de 2009

¿Sueños? ¿Deseos?

"Mira Toño, mira..... Lo ves, lo ves.. allí, allí, como a medio mar. ¿Lo ves tu Ricardo?" grité pero como casi siempre ellos ya lo tenían enfocado. Nuestros 3 telescopios apuntaban casi hacia la línea del horizonte. Prácticamente en el mismo momento levantamos nuestras caras y se cruzaron nuestras miradas. No cabía duda y llevábamos mucho tiempo esperándolo. Toño ya había tenido oportunidad de disfrutarlo pero para Ricardo y para mí era nuevo. Siempre deseé ver un albatros donde fuera y tenía algo por dentro que me decía que algún día quizás tuviera la oportunidad de verlo en Estaca. Y aquel momento había llegado. Estuvimos observándolo durante un largo rato, todo el tiempo en el que duró su paso desde el Este hacia el Oeste, desde la derecha a la izquierda. Estábamos muy emocionados y creo que apreciábamos especialmente haberlo visto juntos.



Hacía una tarde bastante agradable. Puede que algo ventosa pero se estaba bien. El sol brillaba y gracias a él, la luz era estupenda. Todas las aves se veían magníficamente. El día había empezado insuperablemente. Toño, como siempre contaba y contaba sin cesar. Sin prisa pero sin pausa, seguía anotando en su pequeña libreta todo aquello que veía y lo que Ricardo y yo "cantábamos". Los números por ahora estaban siendo muy buenos y tener además marcado, allí abajo en la parte baja de la hojita, el nombre "albatros" con una marquita ya era mucho. Aunque ya no hablábamos de él cada rato nos mirábamos y una sonrisa afloraba en nuestras caras.

Pero ese no era el sueño de Hevia, del cariñés, de Ricardiño. El quería ver un charrán sombrío. Quién sabe porqué pero a mí ya me lo había comentado en varias ocasiones. "A mí, más que un albatros, lo que me "prestaría"´más ver aquí en Estaca, lo que preferiría ver sería un charrán sombrío". "Y ¿cómo es un charrán sombrío?" le preguntaba yo. Un charrán oscuro, casi negro...



Con toda la calma, le dije "pues ahí lo tienes". Tanto Toño como él me miraron como si estuviera loco. Con una media sonrisa en su cara y claros síntomas de incredulidad. Mantuve la calma y mi gesto serio. "Míralo", insistí. "Está ahí, detrás de la lancha en la que están a los calamares, junto a otro charrán..". Ambos enfocaron y con rapidez pasmosa, por otra parte como siempre, ya lo tenían en su objetivo perfectamente centrado. Toño me miró y dijo, "increíble". Ricardo levanto su vista y con gesto de gran emoción contenida me abrazó. Nos abrazamos los tres, ya entre grandes risotadas. Otro deseo cumplido.

Toño había repetido albatros y Ricardo tenía su charrán sombrío. Me miraron y al alimón me preguntaron. "Y ¿cuál es tu sueño Alfonso? ¿cuál sería tu máximo deseo?. ¿Qué o a quién querrías ver en Estaca?.". "No se podría cumplir" les dije como con pena. "Sería imposible". "¿Imposible?" se preguntaron. ¿Más imposible que ver un albatros o un charrán sombrío?. "Mucho más" les dije. "Yo querría ver a mi hermano aquí en Estaca. Verle de nuevo. Quedaron tantas cosas entre nosotros que no pudimos decirnos. Tantas sensaciones que habríamos deseado gozar juntos. Nos quedamos sin hablar de tantas cosas. Sin reír muchas más veces. Sin llorar juntos. No pudimos despedirnos bien. No pudimos hablar de págalos todo lo que necesitábamos". Me quedé como triste y sin saber explicar porqué aquella maravillosa tarde con tantas emociones había llegado hasta aquel punto. Toño y Ricardo, se despidieron de mí y se encaminaron por el camino hacía arriba. Les ví perderse por la cuesta, camino del coche. Yo preferí quedarme allí unos instantes más.

No habían pasado ni 5 minutos cuando lo sentí. Me giré y allí estaba él frente a su telescopio, frente al "mostrenco" mirándolo todo. Oteando el horizonte. No podía dejar de mirarle. Él levantó su vista y me miró. "Hola hermano" me dijo. "Hola hermano" le contesté. "Te he echado mucho de menos aquí y me he acordado tantas veces de tí" continué. "Me quedó un vacío enorme con tu falta, un agujero grande en mi vida, en la vida de todos y además nunca vimos un págalo juntos". "Pues mira" me contestó, "éste va a ser el primero, mira que hermoso pomarino". Miré al págalo y efectivamente allí estaba. Precioso como siempre y con aquel enorme cucharón como cola. "No he podido escuchar cuál es el ave que más te hubiera gustado ver con tus amigos" me dijo. "No quería ver ninguna ave, quería verte a tí, estar un rato contigo, cruzar unas palabras. decirte que te quiero y que nunca te he olvidado ni te olvidaré. Ni un solo día de mi vida.". Los dos dejamos nuestros telescopios y nos abrazamos. Y sé que fue así porque recuerdo su olor, porque sentí su calor y también porque no podré olvidar cuando nuestras gafas chocaron". Allí abrazados, levanté la vista y vi a Ricardo y a Toño que nos miraban. Estaban de pié junto al observatorio y ví mucha alegría en sus rostros. Por mi parte sentí que las lágrimas resbalaban por mis mejillas y al mismo tiempo una gran felicidad.

Volvimos a situarnos frente a nuestros telescopios y así transcurrió todavía un buen rato. Varias veces levantamos nuestra vista y cruzamos nuestras miradas. Únicamente eso. Y era más que suficiente. Y paso otro págalo, y volvimos a mirarnos. Y otra vez y otra, y otra más.....

Me desperté y estaba echado sobre la hierba en Estaca, bajo el sol y con el viento empezando a soplar con fuerza. Estaba confuso. Levanté la vista y allí estaban Toño y Ricardo. Me dedicaron una sonrisa especial, como diciéndome algo. "Pedazo de cucharón que tenía el pomarino, ¿verdad?", comentó Toño. Le miré y la emoción me embargaba. "Nos dijo que siempre anda por aquí, por la Coelleira, por el Mar de las Pardelas y que siempre viene a ver si pasan muchos págalos y sobre todo para ver si estás tú o si ha venido Felipe... y que siempre que estás se pone a tu lado..", comentó Ricardo. Miré al frente, tiré un beso y sonreí.

Todavía no se si fue un sueño, si me lo imaginé. Todavía no se que pasó ni si pasó. Todavía no se y no me importa. Y sigo esperando volver a verle.

Y a los págalos. Muchos págalos. Siempre págalos.



Evelio en la Solana volviendo del Mar de las Pardelas. Al fondo, la Coelleira

1 comentario:

  1. Preciosa entrada, Foncho. Aunque yo era muy pequeño, recuerdo a tu hermano. Una vez coincidimos en la lancha, creo que con Toti.
    Es muy emocionante lo que has escrito. Espero que te haya hecho sentir un poco mejor.

    Un abrazo.

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